Aspectos Psicológicos derivados del Confinamiento en los niños por el Covid-19
¿Cómo les afecta a los niños el confinamiento?
Al igual que ocurre con los adultos, esta es una situación también novedosa para los niños, ya que es algo que no han experimentado anteriormente, y, por lo tanto, necesitan un tiempo para adaptarse a las nuevas circunstancias, creando nuevos hábitos y rutinas.
Sin embargo, los niños tienen una gran capacidad de adaptación, siendo esto una gran ventaja ya que, en muchas ocasiones, ellos incorporan estos cambios mejor que los adultos. De igual forma, es inevitable que en ocasiones se presenten síntomas como miedo y ansiedad, tristeza, episodios de ira y frustración, regresiones a etapas previas del desarrollo, somatizaciones, problemas para dormir etc.
A continuación, se comentará más detalladamente algunos de los síntomas psicológicos que se pueden encontrar en estos momentos:
Miedo y ansiedad: Al igual que en los adultos, esta emoción también es predominante en los niños durante estos días, ya que se ha producido un cambio muy importante en su vida diaria y esto puede derivar en inseguridad, miedo y preocupación porque sus familiares se contagien o incluso que le puedan pasar algo a ellos mismos. Además, no saben cuándo van a volver a ver a sus amigos, a ir al cole, y, en definitiva, volver a la normalidad. En los niños más pequeños (de 4 a 6 años), los miedos suelen estar relacionados con estímulos imaginarios, como puede ser que el coronavirus está en su habitación por las noches.
Tristeza: El hecho de no poder ver a sus iguales, abuelos o a sus profesores, que también son una importante figura de referencia para ellos, de no poder salir al parque a jugar como normalmente, sumado al miedo de no entender bien lo que pasa y a las circunstancias que cada niño tenga en su casa les genera mucho malestar.
Conductas regresivas y somatizaciones: Este tipo de conductas regresivas como, por ejemplo, orinarse en la cama, hablar como si fueran más pequeños, chuparse el dedo o estar más apegados son diferentes manifestaciones de ansiedad, al igual que las somatizaciones (dolores de barriga, dolores de cabeza, etc.).
Problemas para dormir: La ansiedad provocada por las inseguridades, miedos y preocupaciones, junto con la modificación del cambio de las rutinas, como el no poder canalizar toda su energía de la manera en la que lo hacen habitualmente, puede afectar de forma notable tanto a la dificultad para conciliar el sueño como para mantenerlo, ya que se pueden desvelar con pesadillas o con pensamientos recurrentes y obsesivos. Por lo tanto, si no se descansa bien crecerá la sensación de angustia, teniendo mayores dificultades para regular sus emociones.
Episodios ira y frustración: más probable que existan más dificultades para regular sus emociones, ya que los niños están en proceso de desarrollo y dependen en gran medida de su entorno. En aquellos niños en los que el funcionamiento previo era adecuado estas explosiones de ira son principalmente manifestaciones de ansiedad.
En general, se debe de estar atento a los pequeños cambios, sobre todo si están más irascibles, retadores o con más falta de respeto. También es muy importante prestar especial atención a aquellos niños que tienen ya de por sí una predisposición a desarrollar miedos.
Sin embargo, los niños tienen una gran capacidad de adaptación, siendo esto una gran ventaja ya que, en muchas ocasiones, ellos incorporan estos cambios mejor que los adultos. De igual forma, es inevitable que en ocasiones se presenten síntomas como miedo y ansiedad, tristeza, episodios de ira y frustración, regresiones a etapas previas del desarrollo, somatizaciones, problemas para dormir etc.
Pautas para gestionar de forma adecuada el confinamiento en los niños
Explicarles, de una forma adaptada a su edad y madurez, y de una manera breve y afectiva la situación que se está viviendo actualmente. En cuanto a los aspectos relacionados con el coronavirus que se le podrían explicar son los siguientes: ¿Qué es el coronavirus?, ¿Qué se puede hacer para evitar el contagio? y la importancia de quedarse en casa y no salir. Hacer énfasis en que esta situación es temporal y que se va a poder volver a la normalidad. En los niños más pequeños, podría ser útil utilizar cuentos que hagan más cercana y comprensible la situación.
- Es muy importante la actitud que tomen los padres en estos momentos, ya que ellos son el modelo a seguir para sus hijos y depende de cómo ellos actúen para procesar mejor o peor lo que está ocurriendo a su alrededor. Por ello, si los padres se muestran más irritables, tristes o con un gran miedo les costará más regular sus emociones.
- No es recomendable que estén expuestos a tanta información negativa, y si preguntan por alguna información que han escuchado, explicárselo de forma ordenada y con sentido.
- La mejor forma para que aprendan a interiorizar las medidas de higiene en su día a día, es hacerlo con sentido del humor y jugando. Por ejemplo: “Cuando tosas o estornudas, tápate con la parte interna del codo, ¿Qué otras cosas hacías antes con él? Piensa en tres ¿A qué es difícil?” “No te toques la boca, la nariz y los ojos, ¡Si lo haces, tendrás un punto menos para la supermerienda”!
- Darle la oportunidad para permitirles expresar sus emociones, validarlas y normalizarlas, hablando con ellos sobre cómo se sienten y compartiendo también como se sienten los padres.
- Establecer un horario y rutinas diarias que permitan a los niños mantener el ritmo del día a día con los menores cambios posibles respecto a lo que hacían antes del confinamiento. Organizar el horario con actividades diversas pudiendo intercalar actividades de ocio con otras de hábitos de autonomía, actividades de colaboración familiar ajustadas a la edad y actividades escolares. También es importante diferenciar entre entresemana y fines de semana, ya que los fines de semana se podrá flexibilizar el horario.
Enseñarles técnicas de relajación adaptada a los niños: La Relajación Muscular progresiva de Jacobson se puede adaptar utilizando imágenes que ayuden a comprender y desempeñar los pasos más fácilmente. Este tipo de relajación cosiste en la tensión y distensión de los diferentes grupos de músculos, aprendiendo así a atender y discriminar las sensaciones resultantes de la tensión y la relajación, con el objetivo de eliminar las contracciones musculares propias de un estado de ansiedad. Por ejemplo:

Hablar por teléfono o por videollamada con familiares y amigos del colegio normalizará la situación haciendo que se sientan mejor, ya que les permitirá normalizar la situación y les ayudará a entender que lo que viven es algo generalizado.
Evitar el uso excesivo de pantallas (Tablet, móvil, televisión) y limitarlo a un horario en concreto, como por ejemplo una hora al día.
Hacer ejercicio físico, ya que esto va a permitir que liberen tensión muscular y que estén más relajados. Se pueden realizar ejercicios haciéndolos de una forma lúdica, como por ejemplo bailar, saltar, hacer un túnel con sillas y hay que pasar reptando, imitar a algún personaje o animal, etc.
Una buena estrategia para ayudar al niño a regular su emoción de enfado es utilizando una técnica denominada rincón de la calma. Esta estrategia consiste en buscar un lugar tranquilo sin distracciones en el que el niño pueda autorregularse ante una conducta problemática. El adulto debe establecer un gesto que indique calma (como el gesto de stop), y asegurarse de que el niño permanece en el lugar hasta que reduzca su nivel de activación, reforzando en este momento su conducta con halagos o gestos de cariño.
Bibliografía:
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