La idea de ser padres que teníamos no se ajusta a la realidad de nuestra vida diaria. Cuando recibimos la noticia de que vamos a ser padres, con frecuencia consultamos libros escritos por pediatras, psicólogos u otros profesionales que nos ayuden a afrontar de la mejor manera este gran paso que estamos dando en nuestra vida.
Nos proponemos ser los mejores padres posibles pero, cuando en nuestra vida diaria se dan situaciones tensas, muchas veces y reaccionamos de una manera muy instintiva y emocional. Estas reacciones pueden surgir de manera desmedida poniéndonos en riesgo de perder el control de nosotros mismos y corriendo el riesgo de olvidar que a quien tenemos enfrente es nuestro hijo. Así surgen los gritos, las humillaciones, los chantajes, las amenazas y los castigos.
Para gestionar los cambios en nuestra forma de educar a nuestros hijos, no basta el querer hacerlo. Se necesita de herramientas que nos ayuden en esta a tarea. Es aquí donde la disciplina positiva nos puede ayudar.
¿ Que es la disciplina positiva ?
La disciplina positiva es un modelo de educación que permite mejorar y establecer una buena comunicación con nuestros hijos mientras abordamos comportamientos no deseados. La disciplina positiva da pautas y orientaciones a los padres para mejorar la conducta de los hijos, enseña a los niños a tener una mejor conducta, a adquirir responsabilidad y desarrollar destrezas interpersonales a través valores como la generosidad, la paciencia y el respeto mutuo.